Día 5 Dios Espíritu Santo Ten misericordia de nosotros
¡Qué grandiosa su unión (de San José) con Dios, qué sublime su don de oración, qué maravillosa la dirección del Espíritu Santo! Beato Guillermo José Chaminade
El Espíritu Santo quiere que conozcas y ames a San José. Con excepción de la de Nuestra Señora, el Espíritu Santo estuvo más activo en la vida de San José que en la de cualquier otro santo. El padre terreno de Jesús jamás hizo nada sin buscar la dirección del Espíritu Santo. La docilidad de San José al Espíritu Santo hizo posible que se pudiera comunicar con Dios ¡incluso cuando dormía!
San José quiere que seas dócil al Espíritu Santo para que puedas ser conducido por los caminos de la santidad. Y, ¿qué es la santidad? ¿Es acaso una cima espiritual inalcanzable para nosotros? No, de ninguna manera. La santidad es una íntima y amorosa comunión con Dios.
Más específicamente, la santidad es observar los dos grandes mandamientos de amar a Dios y al prójimo evitando el pecado, llevando una vida virtuosa, permaneciendo en estado de gracia, pero nada de eso es posible sin la ayuda del Espíritu Santo.
Donde San José esté presente, allí estará el Espíritu Santo, y él mismo te diría que si quieres estar lleno del Espíritu Santo, hay una sola cisa que es absolutamente necesaria: la oración. Sin la oración jamás podrás tener intimidad con Dios. Sin la oración, no podrás seguir la dirección del Espíritu Santo.
Para ser santo necesitas imitar a San José. Necesitas mantener un corazón ardiente de amor por Dios y por el prójimo a través del compromiso de una vida interior devota. No entres en pánico después de leer esto. No tienes que convertirte en monje o monja, ya que todos estamos llamados a la santidad.
Sin embargo, no importando cuál sea tu vocación en la vida, la santidad sólo la adquieren los que oran, los que llevan una vida interior activa, enardecida de amor, sostenida por los Sacramentos, y los que practican una vida de oración y caridad.
San José es un modelo de vida interior para todos sus hijos. San José no fue sacerdote y, sin embargo, es más santo que todos los sacerdotes, incluyendo al santo Patrono de los párrocos, San Juan María Vianney. Después de Jesús y de María, San José es la persona más santa, devota y virtuosa que jamás haya vivido.
Evitó cualquier cosa que pudiese disgustar a l Espíritu Santo. ¿Cómo lo hizo? Con la oración. A través de la oración, San José ejercitó perfectamente las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, así como las virtudes morales de la prudencia, la templanza, la justicia y la fortaleza.
Consideren que San José llevó una vida interior totalmente escondida en Dios, tan poco conocida por el mundo, que sólo unos cuantos escritores santos lo mencionan en algunos lugares, y de su muerte no dan ninguna información. La suya fue una vida de oración, trabajo silencioso y constante sacrificio, pero al mismo tiempo, una vida radiante con el esplendor de todas las virtudes.
San José Sebastián Pelczar
Jamás ha habido nadie que se parezca a San José y jamás lo habrá. Sin embargo, tu puedes ser “otro José” en el mundo. Puedes convertirte en una “aparición” de José para los demás. Si imitas la dedicación de San José a la oración y a la vida interior, podrás asemejarte a tu padre espiritual.
La consagración a San José hará que crezca la presencia del Espíritu Santo en tu vida. A través de la consagración a San José, el Espíritu Santo reconocerá a San José en ti y derramará gracias extraordinarias en tu corazón, tue mente y tu alma. ¡Puedes alcanzar la santidad! Pídele al Espíritu Santo que te colme de gracias semejantes a las que se le otorgaron al corazón paternal de San José.
Las almas más sensibles a los impulsos del amor divino han identificado con toda certeza en José un brillante ejemplo de la vida interior. San Juan Pablo II